Un terremoto de magnitud 7,8 grados sacudió a Ecuador el 16 de abril del 2016. Cuatro días después la escena es aterradora; más de 500 muertos, 4500 heridos y millones de dólares en pérdidas materiales. Una catástrofe de este tipo es algo que no puede evitarse, más bien todos los países deberían prepararse para atender un panorama de este tipo.
Los bancos son actores clave en estos momentos, pero ¿cómo ayudan las instituciones financieras en estos desastres naturales? No hay un lineamiento específico para actuar, pero cada banco -a las asociaciones bancarias- toman decisiones para ayudar a los damnificados. Por ejemplo, en Chile después del terremoto de magnitud 8,4 del 2010, las instituciones financieras postergaron pagos de tasas de interés, hicieron planes de refinanciamiento y ofrecieron soluciones segmentadas para los clientes de las zonas más afectadas.
Para Daniel Sánchez, experto financiero, la clave en estos casos es que el banco personalice estas soluciones. Es decir, hablar frente a frente con cada persona para ofrecerle esta opción y no automatizarla porque podría generar molestias. De hecho, en el caso de Chile ocurrió que la aplicación de estas postergaciones se hicieron de forma automática y muchas personas luego pidieron anulación y eso generó malestar entre usuarios.
Según la Superintendnecia de Bancos e instituciones Financieras de Chile la alternativa más ofrecida ante esta contingencia, para las regiones más afectadas, es postergar el pago de hasta 3 cuotas y/o dividendos a los clientes que tengan créditos de consumo o hipotecarios. En general, dichas obligaciones son postergadas al mismo valor en la moneda del país.
Durante un evento de este tipo, que generalmente desemboca en una crisis humanitaria se impulsa el efecto donación. En el 2010 cuando también fue el terremoto en Haití -de 7 grados de magnitud-, que devastó a su capital Puerto Príncipe fue un centro de numerosas donaciones a través de cuentas bancarias abiertas por ONG’s.
La mejor opción es hacerlo a través de cuentas de los bancos del país, porque el dinero llega directamente y porque los bancos tienen habilitado un botón de pagos para automatizar el proceso. Además, son un puente seguro a las donaciones, más si se unen con una fundación que tenga metas específicas, como regenerar la productividad de la zona o construir casas.
Los bancos no son un elemento aislado en la sociedad. Son un actor que impulsa al desarrollo y en momentos de desastres naturales deben demostrar su compromiso de ayudar a la comunidad. Ecuador está viendo la ayuda de su sociedad civil y el sector empresarial. Los bancos también aportan su grano de arena antes este desastre, porque saben la importancia de ser un apoyo en situaciones difíciles. Habrá que ver cómo reaccionan al momento de cobrar intereses de préstamos en las zonas afectadas.