La data es el petróleo del futuro
La data es el petróleo del futuro, una frase que se repitió una y otra vez durante el Digital Bank Quito, que se realizó el pasado 1 de febrero de 2018. Esta frase se refiere a cómo los datos son vitales en la toma de decisiones de las empresas. Sin embargo, no solo basta con tener información en exceso, sino saberla leer, aplicar, desarrollar soluciones que se adapten a las necesidades del consumidor y cotejar para ver si es un producto o servicio viable.
En este evento, como en los que se realizan en diferentes países de la región, el enfoque fue el reto de la banca para innovar y la oportunidad que representa aliarse con las fintech. Durante años éstas fueron identificadas como amenazas, pero hoy las instituciones bancarias saben que la clave no está en desarrollar proyectos desde cero sino apalancarse en las startups para crear productos y servicios que solucionen la vida de los clientes.
Los bancos no tienen que desarrollar todo, deben aliarse con startups y fintech para innovar más rápido, dice @ramon_heredia #DigitalBankQuito pic.twitter.com/DzMhlBQQ6G
— COBIS (@Cobiscorp) 1 de febrero de 2018
En este evento, que reunió a los actores más importantes de la industria financiera del país, se enfatizó en la importancia de satisfacer al cliente. La única forma de lograr este objetivo es entender totalmente al consumidor y ahí, nuevamente, llega el tema de la data como el factor diferenciador. Un ejemplo maravilloso es el de Ozzy Osbourne y el Príncipe Carlos, quienes nacieron en 1948, crecieron en Inglaterra, ambos se casaron dos veces y pasan invierno en los Alpes. Sus vidas tienen mucho en común, pero son absolutamente diferentes, así que la data demográfica no es suficiente para tomar decisiones de productos y servicios. La clave para desarrollar buenas estrategias es conocer al cliente bien más allá de su ubicación, edad y estado civil. Se necesita saber su comportamiento y eso se logra con la información que el usuario comparte en los diferentes espacios digitales.
Digital Bank es un espacio para debatir los desafíos de la industria bancaria y hoy está claro que la competencia no está en el mismo sector. Un ejemplo es Monzo, una app que surgió como una prueba beta para que las personas interacturan y compartieran información sobre sus hábitos financieros. Fue tal el éxito en usabilidad y experiencia, que un año después, a través de crowdfunding, levantó USD 1,2 millones para transformarse en entidad financiera. Este caso demuetsra que los bancos no compiten con bancos, sino con cualquier idea innovadora que solucione la vida de los usuarios.
Entonces, la data, el comportamiento de las personas, entender al cliente y aliarse con fintechs son cuatro pilares para la innovación bancaria. También hay que entender que el mundo cada vez está más interconectado a través de las herramientas tecnológicas y que hoy dominan los celulares, pero los bancos nos deberían solo pensar en el presente sino tener la visión a futuro de cuáles dispositivos serán determinantes en servicios bancarios. Quizá, la solicitud de hipoteca de una casa se hará mientras se ve una película en Netflix. Suena imposible, pero si algo hemos aprendido de los últimos años es que nada es imposible y cualquier cosa puede pasar en temas de consumo financiero.
La mejor estrategia de los bancos es centrarse en el cliente #DigitalBankQuito pic.twitter.com/QMn1H4JKCx
— COBIS (@Cobiscorp) 1 de febrero de 2018
El mundo está cambiando y Cobis entiende el camino. El experto en innovación financiera, Nicolay Estrella, habló de desafíos y sincronizó la información del día en una sola charla y producto. Se trata de MainStreet, que es una plataforma de tecnología modular basada en datos y orientada a ayudar a los Community Banks a competir y crecer atrayendo clientes de pequeñas empresas con un conjunto de soluciones que incluyen préstamos rápidos, tableros financieros personalizables y un marketplace de servicios financieros.
Las tendencias más importantes que se mencionaron durante este evento son: explosión de datos, negocios en línea con la economía de las APIs, capacidad y resultados con computación cognitiva, distribución de cargas en nubes híbridas e intercambio activos de forma segura, a lo que hoy se le conoce como blockchain.
El mundo se está configurando de una forma diferente y los bancos deben adaptarse a esa transformación. La forma de hacerlo es cambiando su cultura para incentivar la colaboración de equipos y el diálogo constante con sus clientes. Hoy la clave del éxito es escuchar para innovar, y obvio entender la data que es el petróleo del futuro.
Periodista que ha escrito para El Comercio, Gestión, Soho, entre otras publicaciones. Apasionada por social media y desarrollo de estrategias digitales. Encuéntrame en:
La mayoría de organizaciones públicas y privadas de la región consideran estar preparadas para responder a ataques cibernéticos. Sin embargo, se necesita seguir invirtiendo en seguridad digital para estar a la altura de los desafíos del siglo XXI.
La inteligencia artificial está cada vez más inmersa en el mundo en el que vivimos, la banca no es ajena a esta tendencia. La industria financiera necesita implementar este tipo de tecnología para seguir siendo competitiva. La aplicación de IA en apps y servicios bancarios permite aumentar los ingresos mediante una mayor personalización de su portafolio para los clientes, reducir los costos a través de la automatización, margen de error limitado y una mejor utilización de los recursos.
Según un informe de la firma de ciberseguridad Kaspersky sobre la frecuencia de ciberataques en América Latina, entre noviembre de 2018 y noviembre de 2019 se registraron 97 millones de ataques de phishing o correo fraudulento en la región: lo que equivale a 42 ataques por segundo. Estas cifras evidencian la necesidad de invertir en ciberseguridad para garantizar una mejor protección a las operaciones digitales en 2020.
La transformación que vive actualmente el sector financiero está generandoun cambio significativoa nivel mundial. La frecuencia de uso de aplicaciones de pagos digitales ha generado una población bancarizada en Latinoamérica que comienza a diversificarse.