De proyectos ágiles a organizaciones ágiles
Ya se ha demostrado la conveniencia de la metodología Agile para desarrollar proyectos de tecnología bancaria, pero ¿Qué pasaría si toda la organización se direccionara por métodos ágiles? A continuación, lo analizamos.
Según el IEB School ser una organización Agile es una característica totalmente necesaria hoy en día para que un negocio pueda funcionar en el mundo digital, pues los métodos ágiles son los que permiten realizar transformaciones exitosas de forma acelerada, como lo requiere el mercado actual.
Así que lo primero para que una organización entre en una cultura ágil es saber que los nuevos tiempos piden reconfigurar estrategias, procesos, talento y tecnologías. Por ello, la cultura de la empresa y su capital humano deben ser lo más importante para las organizaciones ágiles, pues es con las personas donde comienza el cambio que se puede lograr a través de los siguientes principios.
Pasos para transformarse en una organización Agile
- Tener una misión clara: las empresas que emplean metodologías ágiles se centran en añadir valor a las personas y al resto de la sociedad y por esto, la misión de la organización debe ser apropiada por cada uno de los empleados y estar presente en cada una de sus tareas.
- Eliminar las estructuras jerárquicas: las organizaciones ágiles apuestan por ser más sencillas, con equipos autónomos y multidisciplinares, creados por proyectos o líneas de actividad y que no tienen un orden jerárquico que deba aprobar cada decisión que el equipo toma, haciendo más lentos los procesos.
- Contar con una cultura de la experimentación: es decir, que los trabajadores tengan tiempo en su jornada laboral para experimentar y conocer nuevas formas de trabajo, que desarrollen ideas nuevas, las compartan con el equipo y se dé espacio a la innovación.
- Transparencia y sencillez en los procesos: esto significa que las personas que trabajen en el mismo equipo deben conocer cuáles son las funciones de sus compañeros y del resto de equipos, estar al tanto de los objetivos, líneas de acción y la misión para crear un sistema claro, eficaz y eficiente de trabajo.
Cumplir con los 4 pasos anteriores le permitirá a una organización crear un clima de trabajo ágil en donde la estrategia, estructura, procesos, talento y metodología de trabajo están direccionados por una filosofía ágil que promueve el cambio, la adaptación y resolución de problemas en un entorno que se transforma rápidamente.
Específicamente para las instituciones financieras, COBIS desarrolló el concepto de Agilidad Financiera para prestar servicios digitales de forma sencilla y eficiente. Si quieres una consulta personalizada sobre el tema puedes escribir al correo sharon.loaiza@cobiscorp.com y agendar una cita con nosotros.
También te recomendamos leer:
La mayoría de organizaciones públicas y privadas de la región consideran estar preparadas para responder a ataques cibernéticos. Sin embargo, se necesita seguir invirtiendo en seguridad digital para estar a la altura de los desafíos del siglo XXI.
La inteligencia artificial está cada vez más inmersa en el mundo en el que vivimos, la banca no es ajena a esta tendencia. La industria financiera necesita implementar este tipo de tecnología para seguir siendo competitiva. La aplicación de IA en apps y servicios bancarios permite aumentar los ingresos mediante una mayor personalización de su portafolio para los clientes, reducir los costos a través de la automatización, margen de error limitado y una mejor utilización de los recursos.
Según un informe de la firma de ciberseguridad Kaspersky sobre la frecuencia de ciberataques en América Latina, entre noviembre de 2018 y noviembre de 2019 se registraron 97 millones de ataques de phishing o correo fraudulento en la región: lo que equivale a 42 ataques por segundo. Estas cifras evidencian la necesidad de invertir en ciberseguridad para garantizar una mejor protección a las operaciones digitales en 2020.
La transformación que vive actualmente el sector financiero está generandoun cambio significativoa nivel mundial. La frecuencia de uso de aplicaciones de pagos digitales ha generado una población bancarizada en Latinoamérica que comienza a diversificarse.