A pesar del crecimiento constante de los pagos digitales en Latinoamérica y el Caribe, con una proyección de crecimiento a 427 mil millones de pagos para el 2026, existen desafíos frente a la adopción y regulación. A continuación, profundizaremos acerca de los obstáculos que impiden una mayor inclusión en ecosistemas de pagos digitales según el reporte Accelerating Digital Payments in Latin America and the Caribbean del Foro Económico Mundial.
El acceso y bajo costo de internet, tanto en casa como en móvil, son un elemento fundamental para que las personas puedan hacer parte de los servicios financieros digitales. El conocimiento de los productos disponibles y la educación sobre cómo utilizarlos es tan importante como el acceso a la infraestructura.
En caso de que dichos procesos no sean eficaces, se da lugar a la desconfianza en el sistema financiero y perdida de oportunidades comerciales para digitalizar negocios. En Latinoamérica, el 50% de los adultos no bancarizados declaran no tener una cuenta por falta de confianza en las instituciones financieras.
Otra barrera son los requisitos de KYC (know your costumer/conozca a su cliente) demasiado estrictos, ya que son procesos que requieren la verificación de identidad por parte de las entidades financieras, además de la evaluación de factores de riesgo asociados a las operaciones realizadas por empresas y personas.
Las personas que viven en zonas rurales y segmentos de bajos ingresos pueden no tener la documentación necesaria y/o habilidades para llenar formularios largos, sobre todo en la mayoría de los protocolos basados en papel.
En términos de protección del consumidor, supervisión financiera, conocimiento del cliente y otros aspectos, los entes de control no anticiparon los avances tecnológicos en los servicios financieros, como la banca abierta, cartelas digitales y criptomonedas.
Los nuevos modelos de negocio derivados de tecnologías emergentes tienen vacíos regulatorios que dificultan el crecimiento de los pagos digitales, la facilitación del comercio digital y los pagos transfronterizos.
Por ejemplo, debido a la escasa interoperabilidad entre los sistemas de pagos digitales en el Caribe, existe una preferencia por el dinero en efectivo. Si bien se puede mantener virtualmente en una cuenta móvil o una billetera digital, no hay un marco regulatorio sólido que permita la transferencia fácil de este tipo de cuentas a una cuenta de débito o de tarjeta de crédito.
El 59% de los países a nivel mundial cuenta con un marco regulador para los emisores de dinero electrónico no bancarios, incluido más del 70% de los países del África subsahariana y Asia oriental. Sin embargo, solo el 44% de naciones en Latinoamérica y el Caribe señalan que cuentan con un marco para estos mismos emisores.
Las políticas gubernamentales pueden crear barreras para los proveedores de pagos que intentan innovar en el mercado. Muchos países adoptan requisitos onerosos en materia de licencias, procesamiento interno y restricciones de datos para mejorar la seguridad, controlar los costos y protocolos de privacidad, pero tienen la consecuencia de crear barreras de acceso.
Ante el establecimiento de estos requisitos que implican altos costos, se limita la oferta de pagos sin fronteras, lo que afecta la capacidad de las empresas locales para participar en el comercio internacional.
La falta de competencia dentro de una región también puede impedir el crecimiento de los pagos digitales. Según el Global Findex del Banco Mundial, el 52% de los adultos no bancarizados en la región afirman que los altos costos son una barrera para la inclusión financiera, una tasa significativamente más alta que la no bancarizada en otras regiones.
Acuerdos comerciales digitales
La aceleración de la adopción de pagos digitales puede facilitarse mediante acuerdos que promuevan la digitalización, las normas del sector y la interoperabilidad. Por ejemplo, El Acuerdo de Asociación para la Economía Digital (DEPA), finalizado en el 2022, y el Acuerdo Global y Progresivo para la Asociación Transpacífica (CPTPP) dan una luz sobre el manejo de ecosistemas financieros digitales.
Además, DEPA es el primer acuerdo para promover la banca abierta en un acuerdo comercial. El capítulo 2.7 está centrado en los pagos y las normas internacionales.
Facilitar nuevas tecnologías
Modernización de sistemas de pago: ante las expectativas crecientes de los clientes y comerciantes, sumado al desarrollo de nuevas tecnologías, la modernización de la infraestructura resulta fundamental para contribuir al crecimiento de los pagos digitales. Muchos países en Latinoamérica han desarrollado sistemas de pagos instantáneos y real time payment (RTP). Por ejemplo, Pix en Brasil fue creado como una iniciativa de inclusión financiera y posee más de 500 mil cuentas activas.
Monedas digitales: los activos CBDC, cripto y otras monedas digitales están ganando terreno. Al igual que otras nuevas tecnologías y sistemas de pago, tienen el potencial de mejorar la inclusión financiera y contribuir a un comercio digital más eficiente. Algunos países están lanzando pruebas piloto de este tipo, como Brasil, Perú y Uruguay para crear su propio CBDC. En 2021, El Salvador lanzó Bitcoin, un activo criptográfico, y Paraguay aprobó un proyecto de ley para facilitar la comercialización de los activos cripto en 2022.
Para aportar al panorama de los ecosistemas de pagos digitales, es necesario que exista una colaboración entre todos los actores; los gobiernos y la industria deben adoptar nuevas tecnologías para ayudar a modernizarlos. Asimismo, la inversión activa en el desarrollo de tecnología financiera e innovación es clave por parte de las instituciones intergubernamentales y multilaterales.
Recomendado para ti: